Un niño no tiene por qué amarte por el mero hecho de ser tu hijo o de ser tú su padre o su madre. Para que un hijo te ame te lo tienes que merecer. Este hecho se nos olvida más frecuentemente de lo que creemos, pensamos que tenemos ciertos derechos sobre un ser humano, solo por el único hecho de haberlo engendrado o haberlo traído al mundo.
Categoría Diu00e1logo y comunicaciu00f3n
Hablamos mucho del importante papel que tienen los amigos, los primos, los abuelos y, por supuesto, los padres en la educación de los niños. Pero, ¿qué pasa con los tíos? Ellos también cumplen con un rol esencial para los más pequeños de la familia. Entre tías y sobrinos se puede llegar a crear una relación inolvidable que aporta muchísimo al aprendizaje y autoestima de tus hijos.
Un niño no tiene por qué amarte por el mero hecho de ser tu hijo o de ser tú su padre o su madre. Para que un hijo te ame te lo tienes que merecer. Este hecho se nos olvida más frecuentemente de lo que creemos, pensamos que tenemos ciertos derechos sobre un ser humano, solo por el único hecho de haberlo engendrado o haberlo traído al mundo.
Cuando un niño no habla o habla poco, las interactuaciones no siempre son fáciles y espontáneas. El niño tiene menos iniciativa para comunicar y los papás nos ponemos ansiosos llevándonos a situaciones donde metemos la pata en lugar de habilitar una atmósfera que favorezca la comunicación. Queremos que nos cuenten, que respondan a nuestras preguntas y sin darnos cuenta frenamos la comunicación con nuestro hijo.
& 39;No saltes en el sofá& 39;, & 39;No pongas los pies en la mesa& 39;, & 39;No te metas tanta comida en la boca& 39;. La palabra NO es el vocablo que más utilizo, a mi pesar, en mi vocabulario, sobre todo, cuando estoy en casa con mis hijas. Y no me gusta, porque tengo la sensación de que, según entro por la puerta, me convierto en una dictadora en lugar de en una madre feliz de poder estar con sus pequeñas.
Los niños son esponjas que captan, aunque no lo entiendan bien, hasta el más mínimo detalle que ocurre a su alrededor. Por eso, incluso cuando son bien pequeñitos, como padres y personas adultas que somos debemos cuidar el lenguaje cuando hay niños delante. ¿Qué puede pasar si no lo hacemos? Situaciones un tanto embarazosas como la que a continuación os paso a relatar y que viví hace unos días en primera persona con mi pequeña.